EL REY Y LOS SABIOS
Dicen que
había una vez un rey que quería pasar a la historia por haber acercado a todos
la posibilidad de iluminarse.
Decidió
entonces invitar a su palacio a los más importantes sabios, científicos y
místicos del mundo.
Cuando todos
estuvieron allí, les pidió que trabajaran juntos para escribir en un libro todo
lo que sabían del mundo y que ellos consideraran fundamental para transmitirlo
a las futuras generaciones.
Les pidió especialmente
que descartaran todo lo nimio y conservaran sólo lo más importante.
Durante
meses, los sabios trabajaron incansablemente, hasta que, casi al año de aquella
primera reunión, buscaron al rey para entregarle la obra solicitada.
Era una
colección de 140 tomos de 500 páginas cada uno, donde figuraba —según los
sabios— todo lo que era importante saber en el mundo.
El rey dijo: No, no. Esta colección es muy importante,
pero no se puede trasladar. Es demasiado extensa. Nadie llegaría a leerlo todo.
Necesitamos abreviar. Por favor, sigan trabajando; saquen de estos conceptos
los menos importantes y dejen sólo los principales.
Un año más
les llevó a los notables resumir y achicar lo escrito.
Le
presentaron entonces al rey un solo volumen de 2.000 páginas y críptico
lenguaje.
No —dijo el rey otra vez—; la sabiduría tiene que quedar al alcance de
cualquiera, no sólo de los iniciados. Por favor, trabajen todavía un poco más;
saquen lo superfluo, resuman lo escrito, simplifiquen y aúnen las ideas.
Dos años tuvo
aún que esperar el rey para obtener su resultado.
Un día, los
notables lo citaron.
Estaban todos
con cara de satisfechos.
Aquí está —dijo el más anciano—; éste es el resumen de todo lo que es
imprescindible saber.
Y le entregaron
al rey sólo una hoja de papel.
En ella había
una sola frase:
“No hay alimento gratis”
Cuentos Jorge Bucay
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