EL SENDERO DE LA VERDAD
... Merlín le recordó al caballero su nuevo
propósito: liberarse de la armadura.
-¿Por qué molestarse? - preguntó el caballero
ásperamente - a Julieta y a Cristóbal les daba igual si me la quito o no.
- Hacedlo por vos mismo - sugirió Merlín - El estar
atrapado dentro de todo ese acero os ha causado muchos problemas, y las cosas
empeorarán con el paso del tiempo. Incluso podríais morir a causa de una
neumonía por culpa de una barba empapada.
- Supongo que sí, mi barba se ha convertido en un
fastidio - replicó el caballero - Estoy cansado de cargar con ella y estoy
harto de comer papillas. Ahora que lo pienso, ni siquiera me puedo rascar la
espalda cuando me pica.
- ¿Y cuándo fue la última vez que sentisteis el
calor de un beso, olisteis la fragancia de una flor, o escuchasteis una hermosa
melodía sin que vuestra armadura se interpusiera entre vosotros?
- Ya ni me acuerdo - murmuró el caballero con
tristeza - Tenéis razón, Merlín. Tengo que liberarme de esta armadura por mí
mismo.
- No podéis continuar viviendo y pensando como lo
habéis hecho hasta ahora - dijo Merlín - Fue así como os quedasteis atrapado en
ese montón de acero al principio.
- Pero, ¿cómo puedo cambiar todo eso? - preguntó el
caballero intranquilo.
- No es tan difícil como parece - explicó Merlín,
conduciendo al caballero hacia un sendero - Éste es el sendero que seguisteis
para llegar a estos bosques.
- Yo no seguí ningún sendero - dijo el caballero -
¡Estuve perdido durante meses!
- La gente no suele percibir el sendero por el que
transita - replicó Merlín.
- ¿Queréis decir que el sendero estaba ahí pero yo
no lo podía ver?
- Sí, y podéis regresar por el mismo, si así lo
deseáis; pero conduce a la deshonestidad, la avaricia, el odio, los celos, el
miedo y la ignorancia.
- ¿Estáis diciendo que yo soy todo eso? - preguntó
el caballero indignado.
- En algunos momentos, sois alguna de esas cosas -
admitió Merlín en voz baja.
El mago señaló hacia otro sendero. Era más estrecho
que el primero y muy empinado.
- Parece una escalada difícil - observó el
caballero.
-Ése - dijo Merlín asintiendo - es el Sendero de la
Verdad. Se vuelve más empinado a medida que se acerca a la cima de una lejana
montaña.
El caballero contempló el empinado camino sin
entusiasmo.
- No estoy seguro de que valga la pena. ¿Qué
conseguiré cuando llegue a la cima?
- Se trata de lo que no tendréis. - explicó Merlín
- ¡Vuestra armadura!
El caballero reflexionó sobre esto. Si regresaba
por el camino por el que había venido, no tendría esperanzas de liberarse de su
armadura y, probablemente moriría de soledad y fatiga. La única manera de
quitarse la armadura era, por lo visto, seguir el Sendero de la Verdad, aunque
pudiese, en tal caso, morir intentando trepar hacia la empinada montaña.
El caballero observó el difícil sendero que tenía
delante. Luego miró hacia abajo, y contempló el acero que cubría su cuerpo.
- Está bien - dijo con resignación - Probaré el
Sendero de la Verdad.
Merlín asintió:
- Vuestra decisión de transitar un sendero
desconocido, teniendo que cargar con una pesada armadura, requiere mucho
coraje...
Robert Fisher. Fragmento de "El Caballero de la Armadura Oxidada"
No hay comentarios:
Publicar un comentario