Muchas veces la hora de acostarse se convierte en
una auténtica pesadilla para muchos
padres, pues los pequeños/as se resisten a acostarse y demandan mayor atención
en momentos en los que por lo general, ya nos encontramos cansados y con menos
paciencia de la que cabría esperar.
Normalmente las dificultades para dormir en
menores de cinco años se deben a la falta de aprendizaje de hábitos que
propicien el inicio y mantenimiento del sueño. A esto se le suma que los
padres, muchas veces por desconocimiento, por atajar el problema de manera
rápida o por su buena intención, suelen reforzar una serie de conductas
inadecuadas relacionadas con el dormir.
El problema normalmente se inicia ante la falta de
recursos de los padres para afrontar las primeras dificultades del sueño del
bebé, y se agudiza con el paso del tiempo, cuando intentan introducir nuevos
cambios en sus costumbres para intentar dormirles: cantarle, mecerle, darle agua,
acostarse con él, etc.
Además, cuando el niño va creciendo, los problemas
pueden agravarse ya que es capaz de expresar verbalmente sus quejas además de
levantarse para ir a la cama con los padres.
Para que podamos reducir al máximo este problema,
podemos tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
Ø Mantener una Higiene del sueño adecuada: a través de este procedimiento se intenta
disminuir la ocurrencia de conductas que puedan interferir en el sueño y
fomentar ciertos hábitos facilitadores del sueño.
Consiste principalmente
en:
·
Cuidar los hábitos alimenticios:
o
Limitar el
consumo de estimulantes por la tarde-noche.
o
Beber leche
antes de acostarse, ya que además de contribuir a conciliar el sueño (contiene
triptófano, facilitador del sueño), ayuda a evitar despertares por hambre.
o
Si se
despierta, no darle de comer, para que no se acostumbre a despertarse por
hambre.
·
Regularidad del ritmo vigilia-sueño: conocer las preferencias del niño respecto al
sueño y, dentro de los límites posibles, establecer un horario regular aunque
algo flexibles, para transformarlo en un hábito.
·
Establecer rituales que señalen la hora de dormir: ducharse, cenar, lavarse los dientes, leer un
cuento, y dormir…
· Evitar realizar actividades estimulantes (juegos de correr, saltar, etc.) eso hacerlo sólo
por el día. Si se observa una elevada activación en la tarde-noche, resultaría
útil enseñarle un método de relajación para que lo practique al acostarse.
(Remitirse a la entrada del blog sobre la relajación en niños)
·
Evitar el uso del dormitorio para jugar, comer o ver la tv, si no es posible, al menos no
usar la cama para esos fines.
·
Reducir el ruido, mantener una temperatura y
humedad media adecuada,
colchón y almohada en buen estado, etc.
·
Averiguar si existen problemas emocionales que puedan alterar al pequeño/a y, en momentos de
elevada ansiedad, ayudarse con los ejercicios de relajación antes de acostarse.
Ø Reforzar
por la mañana sus progresos si
la noche anterior ha cumplido con su ritual, debemos reforzar de manera clara
sus éxitos, eso le hará sentirse bien y le servirá para continuar haciéndolo
las siguientes noches.
QUÉ TENEMOS QUE TENER EN CUENTA COMO
PADRES
Los papás y mamás deberán observar los siguientes
aspectos:
-
Características
como tiempo para dormirse, número de despertares,…
-
Quejas que
tiene el niño: llantos, gritos, levantarse,…
-
Cómo ha
evolucionado el problema: desde cuándo, si en algún momento duerme mejor,…
-
Horarios de
sueño del niño/a: acostarse, levantarse, siestas, tiempo que duerme al día,…
-
Actividades que
habitualmente realiza antes de irse a la cama.
-
Actividades
diarias: guardería/colegio, juego, alimentación,…
-
Condiciones del
dormitorio: temperatura, acceso al interruptor de luz,…
- Comportamiento que
ellos como padres tienen ante el problema: ponerse nervioso, cantarle,…
Es importante
que ambos padres colaboren, si no es así, el que no acude puede reforzar el
comportamiento inadecuado que el otro está tratando de extinguir, con lo que se
incrementa notablemente la resistencia a la extinción de las conductas de
queja.
Como
padres tenemos que tener presente que no es un problema grave, sino un aprendizaje
inadecuado que afecta a un 30% de los menores de 5 años.
También hay que comprender que es normal que se despierte, pero que
del mismo modo, el niño/a debe dormirse
solo.
Para
empezar podemos:
-
Detectar y
modificar todos los aspectos de las actividades diarias y condiciones del
dormitorio que puedan interferir en la conducta de dormir (como se ha indicado
en los aspectos relativos a la higiene del sueño).
-
Propiciar la
realización de actividades relajantes (baño) en la tarde-noche.
-
Instaurar una
rutina inmediata a ir a la cama (5-10 minutos antes). Puede ser leer un cuento,
cantarle una canción o nana… no se trata que se duerma mientras se realiza,
sino que asocie la actividad grata con irse a la cama. Se le debe recordar que se aproxima la hora de ir a la cama.
-
Se le lleva a
la habitación y se le acuesta con frases del tipo: «los papis quieren que aprendas a dormir solito/a, por lo que te vas a
quedar aquí en tu cama…buenas noches cariño, que duermas bien». El niño
debe estar despierto cuando el padre/madre salga del dormitorio para que
aprenda a quedarse solo/a y dormirse durante los despertares.
-
Al salir del dormitorio
se cuenta el tiempo de espera hasta volver a entrar, y según la vez que sea, se
sigue al pie de la letra, la tabla de tiempos que a continuación facilitamos. Es
importante seguir la tabla respetando los tiempos.
SI EL NIÑO/A
SIGUE TODAVÍA LLORANDO
|
||||
Día
|
1ª espera
Minutos
|
2ª espera
Minutos
|
3ª espera
Minutos
|
Esperas sucesivas
Minutos
|
1
2
3
4
5
6
7
|
1
3
5
7
9
11
13
|
3
5
7
9
11
13
15
|
5
7
9
11
13
15
17
|
5
7
9
11
13
15
17
|
Minutos de espera antes de entrar en la habitación (Estivill y Béjar 1996)
Cuando se vuelve al cuarto tras el tiempo de
espera, no se está más de 10 segundos
y se le tranquiliza con frases cariñosas
sin acercarse a la cama.
Si ha tirado el chupete o los peluches con los que
acostumbre a dormir, se le vuelven a colocar sin decirle nada y se sale.
-
A la mañana
siguiente se le refuerza por haber dormido solo/a, con elogios, y es importante compartirlo con los
abuelos, tíos, y amigos y/o familiares referentes para el niño/a.
Siempre
se debe realizar exactamente de la misma forma.
Somos conscientes de que al principio es difícil,
pero si se sigue sistemáticamente, los resultados son observables antes de lo
que los padres esperan.
Si alguno de los padres no se ve capacitado para
seguir el proceso, es importante que se mantenga ajeno o acuda a un especialista
que le asesore.
Normalmente se ven resultados a los 6 días.
Si pasada una semana no hubiera resultados, es
conveniente valorar si existe algún problema que esté interfiriendo como puede
ser el caso de un padre/madre poco sistemático que esté interfiriendo con algún
reforzamiento sutil que no se aprecie. En estos casos se recomienda acudir al
especialista.
CONSIDERACIONES
FINALES
Lo que con este documento se pretende es dar una
orientación rápida y una idea general sobre el trastorno del sueño en niños menores
de cinco años a causa de malos hábitos en la higiene del sueño.
En ningún caso pretende ser una guía exhaustiva sobre
este tema, ni debe extenderse a otras posibles patologías del sueño.
Si cree que necesita ayuda u orientación al respecto,
pueden consultar con nosotros y estaremos encantados de guiar su proceso y
desarrollar una atención personalizada al caso.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
- Comeche, M. I., Vallejo, M. A. (2005): Manual de terapia
de conducta en la infancia. Madrid, Dykinson.
Útil guía como todo lo que publicas
ResponderEliminarMuchas gracias por seguirlo y difundirlo
EliminarHola Rosi¡¡¡
ResponderEliminarHe dejado un premio para ti en esta dirección.
http://psicomont.blogspot.com.es/2013/02/premio-versatile-blogger.html
Espero que te guste. Un beso
Montse García
Claro que me gusta!!
ResponderEliminarMuchas gracias por el reconocimiento!!