Un viejo sabio que, cuando era joven era un auténtico revolucionario, se decía a sí mismo:
"Quiero fuerzas para cambiar el mundo".
A medida que fue haciéndose adulto, cayó en la cuenta de que se había pasado media vida sin haber logrado cambiar una sola alma, y transformó su deseo revolucionario en el siguiente deseo:
"Mejor, voy a transformar a cuantos entran en contacto conmigo. Aunque solo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho".
Pero cuando fue muy viejo, y ya estaba a punto de dejar este mundo, empezó a comprender lo estúpido que había sido y su única ilusión era:
"Quizás deba cambiarme a mí mismo, si yo hubiera actuado de ese modo desde el principio, no habría malgastado mi vida".
Todo el mundo piensa en cambiar a la humanidad, casi nadie piensa en cambiarse a sí mismo. Al cambiar tú estas cambiando a la humanidad.
Adaptación propia de Cuento Sufí
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