viernes, 18 de noviembre de 2011

¿Cómo eres tú?

LA ZANAHORIA, EL HUEVO Y EL CAFÉ

Un acólito preguntaba a su maestro acerca de la vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencido.
Estaba cansado de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su maestro, entonces, lo llevó a la cocina del monasterio.
Allí, llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. 
Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una, colocó zanahorias, en otra, colocó huevos y en la última, colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
El alumno esperó impacientemente preguntándose qué estaría haciendo su sabio maestro.
A los veinte minutos apagó el fuego, sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente.
Mirando a su extrañado alumno le dijo: -¿qué ves?
-Zanahorias, huevos y café- fue su respuesta. 
El maestro le hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias.
Lo hizo y notó que estaban blandas. 
Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Tras sacarle la cáscara, observó el huevo duro. 
Luego le pidió que probara el café. El aprendiz sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma y humildemente preguntó: -¿Qué significa esto?-
El maestro explicó que los tres elementos se habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.
La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. 
El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. 
Los granos de café, sin embargo, eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían transformado al agua.
-¿Cual eres tú?-, le preguntó. -Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?-
-¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?-
-¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un problema te haz vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?-
-¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.-
-Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor- tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.-
Desconocido

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