lunes, 27 de agosto de 2012

Hazlo por ti...


EL SENDERO DE LA VERDAD

... Merlín le recordó al caballero su nuevo propósito: liberarse de la armadura.
-¿Por qué molestarse? - preguntó el caballero ásperamente - a Julieta y a Cristóbal les daba igual si me la quito o no.
- Hacedlo por vos mismo - sugirió Merlín - El estar atrapado dentro de todo ese acero os ha causado muchos problemas, y las cosas empeorarán con el paso del tiempo. Incluso podríais morir a causa de una neumonía por culpa de una barba empapada.
- Supongo que sí, mi barba se ha convertido en un fastidio - replicó el caballero - Estoy cansado de cargar con ella y estoy harto de comer papillas. Ahora que lo pienso, ni siquiera me puedo rascar la espalda cuando me pica.
- ¿Y cuándo fue la última vez que sentisteis el calor de un beso, olisteis la fragancia de una flor, o escuchasteis una hermosa melodía sin que vuestra armadura se interpusiera entre vosotros?
- Ya ni me acuerdo - murmuró el caballero con tristeza - Tenéis razón, Merlín. Tengo que liberarme de esta armadura por mí mismo.
- No podéis continuar viviendo y pensando como lo habéis hecho hasta ahora - dijo Merlín - Fue así como os quedasteis atrapado en ese montón de acero al principio.
- Pero, ¿cómo puedo cambiar todo eso? - preguntó el caballero intranquilo.
- No es tan difícil como parece - explicó Merlín, conduciendo al caballero hacia un sendero - Éste es el sendero que seguisteis para llegar a estos bosques.
- Yo no seguí ningún sendero - dijo el caballero - ¡Estuve perdido durante meses!
- La gente no suele percibir el sendero por el que transita - replicó Merlín.
- ¿Queréis decir que el sendero estaba ahí pero yo no lo podía ver?
- Sí, y podéis regresar por el mismo, si así lo deseáis; pero conduce a la deshonestidad, la avaricia, el odio, los celos, el miedo y la ignorancia.
- ¿Estáis diciendo que yo soy todo eso? - preguntó el caballero indignado.
- En algunos momentos, sois alguna de esas cosas - admitió Merlín en voz baja.
El mago señaló hacia otro sendero. Era más estrecho que el primero y muy empinado.
- Parece una escalada difícil - observó el caballero.
-Ése - dijo Merlín asintiendo - es el Sendero de la Verdad. Se vuelve más empinado a medida que se acerca a la cima de una lejana montaña.
El caballero contempló el empinado camino sin entusiasmo.
- No estoy seguro de que valga la pena. ¿Qué conseguiré cuando llegue a la cima?
- Se trata de lo que no tendréis. - explicó Merlín - ¡Vuestra armadura!
El caballero reflexionó sobre esto. Si regresaba por el camino por el que había venido, no tendría esperanzas de liberarse de su armadura y, probablemente moriría de soledad y fatiga. La única manera de quitarse la armadura era, por lo visto, seguir el Sendero de la Verdad, aunque pudiese, en tal caso, morir intentando trepar hacia la empinada montaña.
El caballero observó el difícil sendero que tenía delante. Luego miró hacia abajo, y contempló el acero que cubría su cuerpo.
- Está bien - dijo con resignación - Probaré el Sendero de la Verdad.
Merlín asintió:
- Vuestra decisión de transitar un sendero desconocido, teniendo que cargar con una pesada armadura, requiere mucho coraje...

Robert Fisher. Fragmento de "El Caballero de la Armadura Oxidada"










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