martes, 20 de diciembre de 2011

Cuidado con el refuerzo...

EL PESCADOR, LA SERPIENTE Y LA RANA


   Érase una vez un pescador que estaba tranquilamente en su barca cuando de pronto vio que del agua salía una serpiente que llevaba en la boca una rana que acababa de cazar. El pescador sintió piedad de la rana y, sujetando a la serpiente, se la quitó de la boca y la dejó en libertad. Pero, al ver que la serpiente se quedaba sin su comida, también le dio pena y, como no tenía otra cosa que darle, echó en su boca unas cuantas gotas de aguardiente que llevaba. La serpiente se fue muy satisfecha. También el pescador se sintió muy bien por su buena acción.
   Pasado un rato, el pescador oyó unos golpecitos a sus espaldas en el costado de la barca. Se volvió para mirar que pasaba y cuál no sería su sorpresa al comprobar que quien había aparecido era la misma serpiente pero con dos ranas en la boca. El pescador cogió de nuevo a la serpiente y repitió la misma operación de la vez anterior, pero no sin antes advertirle que no estaba bien cazar ranas, echándole una buena reprimenda.
   Pero, a la vista del pescador asombrado, se seguía repitiendo el espectáculo de la serpiente con las ranas en la boca.
   El pescador reiteraba su acción liberadora con las ranas, las reprimendas a la serpiente y las gotitas de aguardiente en su boca, pero no entendía como la serpiente, a pesar de las reprimendas, persistía en su empeño.
   Hablando un día del asunto con otro pescador, éste le hizo una pregunta que le desveló el secreto del trajín de la serpiente: "¿Y no será que estés pendiente de ella y el aguardiente, y que para ella son buenos premios a su pericia de cazarranas?".
Desconocido

No hay comentarios:

Publicar un comentario