lunes, 14 de noviembre de 2011

El valor positivo de la adversidad...

Fábula de los caballos


Conducía un arriero dos caballos. El uno, cargado de esponjas, caminaba ligero. El otro, cargado con sacos de sal, caminaba con más dificultad. Anda que te andarás, por sendas y vericuetos, llegaron al vado de un río. El arriero les empujó para que atravesaran el vado. El caballo de las esponjas entró confiado en el río con ánimo de atravesarlo. El caballo de la sal, por el contrario, tuvo sus titubeos antes de atreverse e incluso tropezó más de una vez y tuvo que levantarse antes de proseguir la travesía.
A medida que se iban zambullendo en el agua, empapáronse las esponjas e hiciéronse tan pesadas, que el caballo que las llevaba no pudo alcanzar la otra orilla y tuvo que ser auxiliado por el arriero y otros vecinos para no perecer ahogado. Mientras tanto, a trancas y barrancas, cruzaba el caballo de los sacos de sal, y con tanta dificultad lo hacía, tanto tiempo consumía y tanta agua tomó, que la sal tuvo tiempo de disolverse y el corcel se vio aliviado de la pesada carga y pudo alcanzar la orilla por su propio pie.
Desconocido

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